¿VER para creer o mejor para VENDER?
Para esta nueva edición del blog de Cluster Research, nos hemos planteado una discusión muy interesante derivada de una de las frases más populares de nuestras vidas: “Hay que ver para creer” Y es verdad, hay cosas que son tan increíbles que tenemos que verlas para poder creer que son verdad. Sin embargo, hemos escuchado muchísimo menos la expresión “Hay que CREER para VER”.
Hablando de ésta última frase hay que decir que las creencias que tenemos son un material mental de gran relevancia. En primer lugar, definen la realidad en que vivimos ya que constituyen la lente a través de la cual vemos e interpretamos la vida, a nosotros mismos y a los demás.
La realidad en que cada uno vive es subjetiva y depende de nuestra percepción, que a su vez está delimitada entre otras cosas por nuestras creencias.
Se dice que cuando las primeras carabelas de Cristóbal Colón llegaron a tierras americanas, los indígenas no pudieron verlas, aunque las tenían frente a sus ojos, veían a los marineros salir del mar, pero no a las carabelas. Esto era debido a que nunca habían visto unos artefactos como aquellos y su cerebro no procesaba dicha información.
¿Pero si llevamos esta discusión al marketing que pasaría?
Paracelso, en el siglo XVI, llegó a la siguiente conclusión: “Todo es veneno y nada es veneno, sólo la dosis hace el veneno”. Quinientos años después, en plena era digital, dicha conclusión mantiene su vigencia y puede llevarse a otros campos además de la ciencia y la medicina.
Quizá el más paradigmático sea el campo de la información, hoy en día manejamos los mayores volúmenes de datos de toda la historia y, en cambio, al parecer la población se siente cada vez peor informada.
Desde que Herbert Simón formulara el concepto de economía de la atención, la información ha pasado a tener un rol protagonista en el proceso de la comunicación, y es aquí donde consideramos que el marketing juega un papel fundamental.
En un mundo en el que la distracción es el más común de los denominadores, convertirnos en buenos storytellers más que un reto es una necesidad, donde seamos capaces de crear mensajes efectivos para una audiencia tan dispersa.
Para lograr este objetivo, es fundamental dominar con acierto una buena narrativa: la autenticidad en el relato, su vocación universal, el componente emocional, la identificación de los personajes (villano, héroe y sabio) pero, sobre todo, la habilidad de trasladarlas al terreno de lo visual.
Datos para comprender
Recientemente, lanzamos una encuesta en la red social LinkedIn, en donde solo el 20% de los participantes indicaron tener afinidad por la frase “ver para creer”, pero será que el marketing y la publicidad piensan diferente?.
No lo sabemos, pero si sabemos que la imagen es capaz de transmitir un mayor volumen de información que el texto, incluso cuando preguntamos a los mismos participantes sobre la frase “Ver para vender” su selección cambió drásticamente, el 90% de los participantes dijeron estar de acuerdo con la frase.
Presentar historias de una forma visual no sólo facilita la tarea de comprensión de las personas, sino que nos afianzará lo que queremos comunicar.
En este camino, es importante saber que queremos comunicar y una buena conexión entre lo racional y lo emocional ayudará a darle mayor veracidad a nuestro relato y esto depende en gran medida en qué tanto conocemos a nuestros lectores para crear puentes con ellos que nos ayuden a fortalecer o desarrollar nuestras creencias.
Marketing y las ventas
Probablemente, uno de los campos en los que el visual thinking esté adquiriendo mayor incidencia sea el de la venta. Esta actividad comercial ha sido tradicionalmente vinculada con ofrecer a los potenciales clientes una gran cantidad de datos (información) para convencerlos, no obstante, la gran mayoría de las compras se realizan desde el plano impulsivo, por lo que un mensaje no certero en nuestra comunicación puede terminar siendo un problema que frene la consecución del verdadero objetivo: ¡vender!
La venta es emoción y empatía. En sintonía con esta dupla podemos destacar la capacidad de los dibujos para estimular la concentración y hacer más comprensibles los mensajes.
Este aspecto se torna fundamental cuando ofrecemos un servicio. Los gráficos e ilustraciones ayudarán a tangibilizarlo; mucho más si los acompañamos de una historia o narrativa, es decir, estamos llamados a narrar nuestra historia; no podemos renunciar a ello, o vendrá quien lo haga en nuestro lugar. Además, hemos de afrontar esta tarea con responsabilidad y sin excusas, pues no hay nada más humano que el relato y la emoción.
En Cluster Research tenemos soluciones encaminadas a resolver diferentes retos con las ventas, pero sin duda alguna entender primero que detonan las emociones en las personas es fundamental para iniciar una estrategia ganadora.
Para tener información de esta solución metodológica lo invitamos a darle clic en el siguiente enlace Entendimiento del comportamiento humano – ClusterResearch
Recordemos finalmente que, ¡no podemos comunicar y dibujar lo que no hemos comprendido!
0 Comentarios