EL ROL DE LOS NIÑOS COMO INFLUENCIADORES DE COMPRAS
Internet comienza a consolidarse como el puente directo entre lo que ofrecen las empresas y lo que demandan las personas.
En esta era digital potencializada durante la pandemia, los niños han cobrado mayor relevancia, hasta tal punto de convertirse en los influenciadores “mayores” de compra de sus hogares. Actualmente en Europa, 35% de los hogares tienen hijos menores de 16 años, y estos representan el 70% de las compras en el hogar.
Son nuevos tiempos y roles, en donde los hogares gracias a la influencia de la tecnología han permitido que los niños se empoderan con las compras e influyan en la decisión de los mayores, La explicación social a esto es:
- Hogares con menos hijos. Las tasas de fecundidad a nivel mundial se han reducido, los hogares actuales no tienen más de un hijo
- Dioks (Double income other kids: parejas activas sin hijos que inclinan su amor “paternal” en sus sobrinos.
Estos nuevos fenómenos han permitido que los niños incrementen su poder dentro de las decisiones familiares convirtiéndose en el eje principal tanto de los padres, abuelos y tíos solteros y sean los protagonistas en su entorno familiar.
Así los niños, terminan asumiendo roles protagónicos y sobresalientes, tomando decisiones sobre sus propios gustos y los de su familia. En algunos países de Asia, vemos como este fenómeno se asocia al pequeño emperador y generan alertas sobre el egoísmo, la autonomía, la tiranía, y la absoluta tendencia a la soledad, comportamientos que se pueden asociar a los altos índices de suicidio en niños y jóvenes.
Pero volviendo a lo esencial, la generación de los niños totalmente tecnológica e hiperconsumidora, los pequeños se consideran influyentes a las novedades, al hiperconsumo, a querer adquirirlo y pedirlo todo, y sensibles una sobrestimulación de sus roles, adaptaciones y rasgos emocionales de consumo: son impulsivos desde los 3 años, comienzan a reconocer las marcas a temprana edad, son impacientes y en esta interacción del mundo online y a mayor velocidad a raíz de la pandemia, los niños pierden el control y al obtener todo lo que han pedido, ya no se sienten estimulados ni entusiasmados con nada. Está demostrado que 4 de cada 10 artículos que los niños agregan al carrito de compras, acaban finalmente dentro del hogar.
Así las cosas, ahora más que antes, las marcas deben dirigirse a cada grupo infantil de forma diferente. Entendiendo que ellos hoy son el foco de la comunicación, los protagonistas de cada historia y comportamiento de compra, se debe involucrar a los padres, como formadores de valores en la obtención de productos y servicios que además de satisfacer, ayuden al desarrollo integral del menor y de su familia.
Y es por eso, que el reto para las empresas con estos “pequeños hiperconsumidores” poco conformistas, está en abarcar productos y servicios totalmente personalizados a sus gustos, opiniones y percepciones particulares, y que los padres y/o cuidadores, sientan confianza y tranquilidad en estos, donde además de valores adicionales, se perciba “que se está adquiriendo lo mejor pasa sus hijos y su familia”, esas emociones de sentirse seguro y confiado en lo que compran para sus hijos, podría impactar en la sociedad contribuyendo a estar informada en los medios que interactúan con el público infantil, rescatando valores y promoviendo el consumo responsable y cuidado que se espera.
Y bajo esta perspectiva. La sociedad puede involucrar a los niños orientándolos en un consumo “consciente”, educativo, responsable y solidario, y que a la vez midan factores determinantes en la compra como los ambientales y sociales por ejemplo la familia, los grupos de amigos o los medios de acceso en redes sociales.
Vamos por buen camino, hay que buscar estrategias de conocimiento y comportamiento del ser humano, que nos permita un vínculo emocional y sensorial con el niño, y que, en la comunicación, los mensajes se adapten al perfil del niño, con respeto, seguridad y experiencia que permita transmitir un producto o servicio adecuado para el público que hasta ahora comienza a formar sus criterios de decisión en las compras.
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